La invisibilidad de la salud sexual y reproductiva de las mujeres
Durante el ciclo menstrual, las mujeres sufren diferentes tipos de afectaciones físicas e internas. No obstante, algo que muy pocas veces tomamos en cuenta es que existen alteraciones que pueden ser indicadores del estado de salud. Carmen Valls Llobet, política y médica española, aborda este tema en su artículo “La menstruación: de la invisibilidad a la abolición”, donde menciona que tanto el estrés como las patologías clínicas o subclínicas alteran la regularidad del periodo.
La información anterior suele ser irrelevante en la salud de las mujeres, sin embargo, podríamos prevenir múltiples enfermedades degenerativas si nos informamos a tiempo y escuchamos a nuestro cuerpo.
Este 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, te contamos sobre dos padecimientos comunes de las mujeres en edad reproductiva: el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) y las lesiones en cérvix.
El SOP es una alteración hormonal fisiológica (endocrinopatía), relacionada también a perturbaciones metabólicas. Según Cecilia Xochitlali Flores Granados, ginecóloga, obstetra y bióloga de la reproducción, el síndrome se manifiesta en edades reproductivas; a través de ciclos menstruales irregulares, problemas dermatológicos como la aparición excesiva de acné, hirsutismo, entre otros.
Intervención de ultrasonido de Montse Téllez.
La invisibilidad del SOP
Cuando Montse Téllez comenzó a sospechar que algo andaba mal, fue por una serie de videos cortos a través de sus redes sociales. En ellos hablaban sobre las menstruaciones irregulares, que a diferencia de lo que se podría creer, no son normales y son un indicador clave para la detección de enfermedades.
En particular, ella intuyó sobre un posible diagnóstico de Síndrome de Ovario Poliquístico, pero no le tomó importancia. Fue hasta que tuvo un dolor agudo en la zona del vientre que acudió con un médico general, quien le pidió hacerse un ultrasonido.
En el caso de Montse, le detectaron catorce quistes en un ovario y quince en el otro. A pesar de no tener los recursos económicos para solventar un tratamiento, decidió mejorar su alimentación y adoptar una rutina de ejercicio. Esta última, es denominada por la doctora Flores Granados como la piedra angular del tratamiento, porque “es fundamental para reducir la resistencia a la insulina, además, provoca fuertes efectos antiinflamatorios, reduce la grasa visceral, ayuda tanto a la liberación de citocinas, quimiocinas así como de productos que generan inflamación”.
Un ovario poliquístico tiene un aspecto muy característico, indica la ginecóloga Cecilia Xochitlali Flores Granados. A través del ultrasonido se puede ver como un collar de perlas alrededor del ovario, que indica el número de quistes.
Montse no tuvo la mayoría de los síntomas del síndrome, debido a ello tampoco pensó que pudiera llegar a tenerlo. Estos se dividen en los tres criterios de Rotterdam:
1.Alteraciones en el patrón menstrual
Uno de los principales síntomas es la oligoanovulación, que se define como la alteración de los ciclos menstruales causada por una alteración hormonal y una interacción inadecuada entre las hormonas, describe la doctora Flores Granados.
La ginecóloga señala que es normal que las mujeres sean irregulares durante sus dos primeros años de menstruación, pero si después de esta etapa hay ausencia del periodo durante tres ciclos consecutivos o noventa días, lo recomendable es que se acuda a una revisión. Esta es una de las señales que puede ayudar a detectar el SOP desde edades tempranas.
2. Hiperandrogenismo
Este síntoma se caracteriza por la aparición de vello grueso y de acné persistente o excesivo, que se relacionan con la producción excesiva de andrógenos.
Mientras que los andrógenos en los hombres les ayudan a tener bigote, barba y voz gruesa, en las mujeres ayudan a producir vellos más finos, en menores cantidades. La sobreproducción de ésta hormona puede desarrollar hirsutismo, que se define como la presencia de vello grueso en el área de bigote, mentón, la espalda superior e inferior, debajo del ombligo, entre otras.
3. Datos obtenidos a través del ultrasonido
Este último criterio de Rotterdam no se emplea en pacientes menores de edad o que no hayan comenzado su vida sexual. Se trata de un ultrasonido endovaginal, el cual permite tanto la medición como el conteo de los quistes o folículos en el ovario.
“Nosotras medimos el volumen y medimos el número de quistes. Si la paciente tiene un volumen ovárico aumentado o tiene una morfología de ovario poliquístico característica, entonces podemos establecer el diagnóstico”, explica la doctora Flores Granados.
Montse no tenía los síntomas más evidentes como el hirsutismo o el acné, por lo que pensó que su caso no se trataba de SOP. Sin embargo, la especialista Flores Granados explica que no es necesario tener todos los síntomas para ser diagnosticada, sino que solo son necesarios dos criterios de Rotterdam para establecer la presencia del síndrome.
La ginecóloga indica la importancia de resaltar que el SOP amerita de un diagnóstico de exclusión, es decir, se descartan otras enfermedades que también condicionan los síntomas.
La enfermedad silenciosa
Cuando cumplí 24 años, me obsequié un estudio de colposcopia y citología. Retomé los análisis porque comencé a desarrollar dolores agudos durante mis periodos menstruales, los cuales me paralizaban durante el primer día de la regla. También acudí porque los cólicos eran frecuentes, incluso cuando no estaba menstruando.
Debido a que me encontraron lesiones cervicales me realizaron una biopsia dirigida, cuyos resultados tuve que esperar por más de 15 días. Así como le sucedió a Montse, esto me ocurrió durante un momento en mi vida lleno de incertidumbres, pues era recién egresada y desempleada. ¿Cómo iba a costear los gastos de esta enfermedad? Si ya los estudios cuestan, ni pensar en el tratamiento.
Durante esos momentos de espera también me planteaba la poca educación que tenemos sobre nuestros cuerpos, así como en la frecuencia con la que se deberían llevar a cabo estos estudios.
Las lesiones en cérvix son anomalías del desarrollo celular en la parte externa del cuello uterino o cérvix. Comienza con la infección de las células sanas, las cuales se replicarán hasta infectar las cuatro capas de piel en la pelvis: células basales, células parabasales, células intermedias y células superficiales. Se relaciona con el Virus del Papiloma Humano (VPH), pero no necesariamente son su producto, indica la doctora Ana Laura Jiménez Acevedo, ginecóloga, obstetra, colposcopista, oncóloga quirúrgica y profesora.
Intervención de colposcopia de Karen H. Barrón
Estudios para detectar las lesiones en cérvix
Estas lesiones pueden ser silenciosas, por ello es de vital importancia mantenerse al día con los estudios de colposcopia y citología, que unificados tienen un mayor rango de detección. De acuerdo con la doctora Ana Laura, la sensibilidad de la citología o papanicolau es de 41% a 75%, sin embargo, existe una citología de base líquida que tiene una especificidad de un 99%.
Por lo tanto, los estudios que se deben realizar son: citología, colposcopia y biopsia dirigida. En el caso de no haberse identificado ningúna lesión en la colposcopia o citología, la biopsia dirigida no es necesaria, pues esta última ayuda a identificar si las alteraciones son causadas por VPH, precáncer o cáncer.
Por lo tanto, los estudios que se deben realizar son: citología, colposcopia y biopsia dirigida. En el caso de no haberse identificado ningúna lesión en la colposcopia o citología, la biopsia dirigida no es necesaria, pues esta última ayuda a identificar si las alteraciones son causadas por VPH, precáncer o cáncer.
Este tipo de estudios deben realizarse después de haber empezado la vida sexual. En caso de no haberla iniciado, debes realizarte la citología a partir de los 25 años. Si la citología tiene resultados normales y no se detectó ninguna lesión, entonces se recomienda repetirla cada tres años hasta después de los 64 años, indica la ginecóloga Jiménez Acevedo.
Si la prueba muestra lesiones, se recomienda tener un tratamiento y darle seguimiento cada seis meses durante los siguientes dos años, explica Jiménez Acevedo. Si después de los dos años no hay persistencia o progresión, entonces las revisiones pueden extenderse a un año, dependiendo del tipo de lesión que se haya encontrado.
Los síntomas de las lesiones en cérvix
Durante más de un año no tuve ningún tipo de síntoma, pero las lesiones se iban desarrollando gradualmente sin que pudiera percibirlo. Lo único que me indicó que algo no estaba bien fueron los cólicos y, durante los últimos meses antes del estudio, el sangrado después de tener relaciones sexuales.
Es importante que puedas identificar como primer dato de alarma el sangrado durante las relaciones sexuales, pues las lesiones tempranas son asintomáticas. La sintomatología de la enfermedad comienza a partir de grados moderados, severos o altos. Algunos de los síntomas son: sangrado postcoito, sangrado intermenstrual, ciclos menstruales prolongados y abundantes, dolor pélvico o dolor fuera de la menstruación, dolor en el vientre bajo, entre otros.
¿Cómo cuidarnos?
Después de su diagnóstico, Montse ha intentado adoptar una dieta que cuide su salud hasta que pueda acudir a una consulta ginecológica. La dieta es importante en un paciente con SOP, porque mejora sus parámetros de salud metabólica, indica Flores Granados.
La nutrióloga de Montse le pidió principalmente reducir su consumo de azúcares, debido a la resistencia a la insulina que provoca el síndrome. “Yo no tengo resistencia a la insulina, pero me pidió este cambio para prevenir la diabetes”, explicó Montse.
Aunque ella no tenga este síntoma, varias pacientes sí lo presentan. La ginecóloga Flores Granados comenta que puede causar piel oscura en pliegues del cuerpo como el cuello o axilas (acantosis nigricans).
También le pidió que redujera el consumo tanto de grasas como de carbohidratos para prevenir la obesidad, uno de los factores de riesgo en este síndrome. Esto se debe a que el SOP puede llegar a condicionar complicaciones a largo plazo tanto endocrinas como metabólicas y cardiovasculares. Por lo tanto, se debe llevar un tratamiento para evitar otras enfermedades incentivadas por el síndrome, tales como la diabetes o la cirrosis no alcohólica.
Desde el consultorio, lo primero que hacen para tratar a una paciente con SOP es realizar una historia clínica, en donde se identifiquen los factores de riesgo y los antecedentes heredofamiliares. También se realiza una exploración física completa, así como exámenes de laboratorio: perfil hormonal, perfil ginecológico y perfil metabólico.
El síndrome se puede prevenir desde la concepción, si una mujer con SOP tiene un adecuado control metabólico y endocrino durante el embarazo, disminuye la exposición del bebé al exceso de andrógenos. Esto quiere decir que, con el seguimiento médico adecuado, las madres pueden prevenir que sus hijas desarrollen el síndrome.
¿Cómo prevenir las lesiones en el cérvix?
Debido a que mis lesiones no eran causadas por el Virus del Papiloma Humano, tuve la oportunidad de elegir entre una intervención con criocirugía o con óvulos. Después de tantos estudios para el diagnóstico final, sentía que mi cuerpo ya no me pertenecía. Por ello, los óvulos parecían una opción menos invasiva.
Salí del consultorio con la advertencia de que el tratamiento que había elegido podría no ser efectivo, por lo que posiblemente en seis meses tendría que regresar a realizarme una criocirugía. Después de la intervención, tuve que hacer todo lo posible por aceptar el cuerpo lacerado que tenía. Volví a él porque, al final, es lo único que tengo.
Después de un largo proceso de terapia, mi psicóloga me preguntó qué había aprendido de esta experiencia. Casi sin pensarlo respondí que es importante el uso de protección en todos los encuentros sexuales, lo cual es una práctica poco recurrente en la vida sexual de las lesbianas.
La primera de las recomendaciones, que me parece conservadora en plena era de Tinder, es tener una sola pareja sexual. La segunda, reducir las relaciones sexuales de riesgo, lo que abarca tener multiples parejas, no usar preservativos o las relaciones ya sean por vía anal u oral. La cuarta recomendación es restringir el consumo de cigarros, importante para la prevención de cáncer.
Además, las relaciones sexuales convencionales no son sus únicas causantes. La ginecóloga Jiménez Acevedo explica que tanto los juguetes sexuales como los dedos pueden crear cortadas o escoriaciones en el cérvix, lo cual provoca la entrada de parásitos, virus y bacterias.
En la actualidad es de suma importancia tener un esquema de vacunación completo de la vacuna del Virus del Papiloma Humano. Existen tres tipos de vacunas: la bivalente, la tetravalente y la nonavalente. Cada una contrarresta variantes diferentes del virus, por lo tanto si deseas un rango más amplio de protección, puedes aplicar las tres.
En México, las normas sanitarias indican que todas las niñas menores de 15 años deben estar vacunadas contra el VPH. Sin embargo, es posible vacunarse hasta los 46 años.
Para prevenir enfermedades tenemos que escuchar y seguir las recomendaciones médicas. Solo así podemos adueñarnos plenamente de aquel primer territorio del que se nos despoja: nuestro cuerpo.
En este día Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, es fundamental que tomemos conciencia acerca de los diversos padecimientos que nos afectan. Recuerda ejercer tu sexualidad de manera libre, consciente e informada. ¡Tu cuerpo es tu hogar, aprendamos a prevenir y disfrutar!