La crisis ambiental es una herida que atraviesa el cuerpo de las mujeres y personas vulnerables a puertas cerradas; no solo representa un peligro para la salud pública y la conservación ambiental, también afecta negativamente a las bases jerárquicas. Entre residuos y sustancias tóxicas, las conversaciones de acción climática tienden a ignorar un factor influyente: el género. 

Gestión de residuos

¿Cuál es la intersección entre plástico y género? Comenzando con el manejo de desechos residuales, las toallas sanitarias representan un problema infundido. En supuesto de que la menstruación termine a los 40 años, con un sangrado estimado de 5 días al mes y más de 2 productos utilizados, entre tampones y toallas; da un total de 5 mil desechos a lo largo de la vida (cifra que puede ser más alta). Pareciera que llevar una menstruación digna supone un impacto ecológico enorme, mas hubo razones para terminar en esta situación.


La académica Elizabeth Arveda Kissling, autora de Capitalizing on the Curse: The Business of Menstruation (Capitalizando la maldición: el negocio de la menstruación), cuenta que en Estados Unidos, el uso de plástico incrementó exponencialmente en el siglo XX: alas adhesivas para las toallas, aplicadores para los tampones; en “la obsesión con la discreción”, las mujeres necesitaban transportar sus productos sin que nadie lo notase, lo que resultó en envoltorios plásticos individuales que al abrirse, son silenciosos.

Lo cierto es que la vergüenza generada en los períodos menstruales creó la necesidad de acaparar más plástico de lo indispensable. A causa de esto, alternativas reutilizables, algunas que datan desde la antigüedad, comienzan a tomar fuerza entre algunas mujeres: protectores que se lavan a mano,

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en su Política y Estrategia integral para la Igualdad de Género y el Medio Ambiente, la desigualdad y la responsabilidad de los roles de género determinan la ubicación de los residuos en los sistemas sociales

Debido a la división sexual del trabajo, los hombres tienen mayor acceso a las instituciones que controlan la infraestructura pública de la gestión de residuos (recolección, transporte, tratamiento); sin embargo, es en el hogar donde comienza este ciclo. Las mujeres suelen encargarse del labor doméstico (administrar, separar, desechar) y estar empleadas en los niveles bajos de la gestión de residuos, todo mientras se les excluye sistemáticamente de la toma de decisiones de mayor ingreso. Reconocer y expandir su trabajo lleva a la construcción de entornos más eficientes, sostenibles y justos.

Exposición a sustancias 

El plástico es un material sintético hecho principalmente de combustibles fósiles y aditivos químicos. De este, es posible la presencia de sustancias tóxicas, tales como disruptores endocrinos (EDC), ftalatos, bisfenoles (BPA) y contaminantes orgánicos persistentes (COP). La exposición constante a estas sustancias está vinculada a enfermedades y problemas reproductivos.

Johanna Hausmann, asesora de la organización Mujeres Comprometidas por un Futuro Común (WECF),  una red ecofeminista, en las negociaciones de un tratado global para detener la contaminación plástica, guiado por el PNUMA del año pasado, expuso las variantes de exposición según el género:

Los factores biológicos juegan un papel en los efectos de la contaminación plástica. Las mujeres metabolizan de forma distinta las sustancias químicas debido al grosor de la piel que suele ser más fina, lo que favorece la acumulación de toxinas liposolubles; asimismo, pueden contaminar la placenta y la leche materna, convirtiéndo esto en un problema generacional. Un estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives (EHP), Una pregunta para la salud de las mujeres: Sustancias químicas en productos de higiene femenina y lubricantes personales, agrega que, en efecto, las membranas mucosas de la vagina y la vulva absorben rápidamente las sustancias químicas sin metabolizarlas.

Otro factor se encuentra en el ámbito laboral: en países de bajos ingresos, las mujeres están más expuestas a las sustancias químicas debido a las malas condiciones laborales. En países como la India, las mujeres que trabajan en la gestión de residuos comúnmente lo hacen sin medidas de protección ni seguro médico. De igual forma, las cuidadoras del hogar, manipulan todo tipo de productos químicos de manera constante, aumentando los riesgos.  

Por último, Hausmann habla del uso y consumo de los productos plásticos. Hay productos en el mercado fabricados para el consumo femenino. Además, existen diferencias entre raza/etnia y nivel socioeconómico, según reportó en 2021 la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (ISEE), en la 33ª Conferencia Anual de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental: “los patrones socioeconómicos en el uso de productos contribuyen a las desigualdades en la exposición ambiental y los resultados en la salud”.

Química fatal 

Voces de Mujeres por la Tierra (WVE) es una organización no gubernamental estadounidense que realiza investigaciones científicas e impulsa acciones contra productos químicos tóxicos, en beneficio de la comunidad global y las personas históricamente ignoradas en la lucha ambiental. Ha lanzado informes públicos sobre sustancias nocivas encontradas en artículos de belleza, limpieza y cuidado personal.

En su informe de 2013, llamado Los efectos potenciales para la salud de los productos químicos tóxicos en los productos para el cuidado femenino, se mencionan los posibles ingredientes peligrosos encontrados en tampones, toallas sanitarias, toallitas, duchas vaginales, desodorantes y cremas contra la comezón. Entre ellos se incluyen dioxinas, furanos, y una serie de conservantes como la metilisotiazolinona, además de parabenos y colorantes. Los daños pueden ir desde alteraciones endocrinas, erupciones alérgicas, problemas reproductivos, hasta enfermedades cancerígenas. Para conocer en detalle este informe y más información útil, puedes visitar www.womensvoices.org/chem-fatale.

En México, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) recientemente publicó un informe de calidad a 27 marcas de toallas femeninas comercializadas en el país. Este, a pesar de evaluar adecuadamente los productos, no hace mención exhaustiva de la salubridad de estos a excepción de un apartado acerca del pH, en donde solo dos marcas no contaban con el pH neutro recomendado para evitar infecciones

Cuidarnos

La justicia ecológica es justicia interseccional. Garanticemos dinámicas que protejan la vida de las mujeres y de todas las comunidades oprimidas. El sector privado debe asumir responsabilidad; erradicar los daños de la contaminación plástica y disminuir su uso. Es de vital importancia exigir y promover el etiquetado completo y explícito del contenido sustancial de los productos que usamos día a día, así como cuestionar por qué los consumimos. La salud de nuestros cuerpos también es salud ambiental.