Comunicólogas: Tienes la razón

Escribía Adrianne Rich en su ensayo Tomarse en serio a las alumnas en 1978:

Escuchen las voces de las mujeres. Escuchen los silencios, las preguntas no formuladas, los vacíos. Escuchen las vocecitas que a menudo intentan expresarse valerosamente, voces de mujeres a quienes se enseñó muy pronto que los tonos seguros, desafiantes, enfadados o asertivos son estridentes y poco femeninos. Escuchen las voces de las mujeres y las de los hombres; observen el espacio que se permiten ocupar ellos, física y verbalmente, la presunción masculina de que serán escuchados, aunque la mayoría del grupo sean mujeres.

En 1973 se fundó la Asociación Mexicana de Comunicaciones Internas (AMCI), para el año 1986 pasó a ser la Asociación Mexicana de Comunicación Organizacional. Para su conmemoración se celebra cada 12 de mayo el día de la comunicóloga y el comunicólogo.

Observar las aulas y los gremios existentes y por haber en la ciencia permite saber a quiénes sí y a quienes no se les ha dotado de autoridad epistémica y de influencia en estos espacios. Para Jaqueline, estudiante de comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la no validación de las palabras femeninas está presente “cuando participan mujeres, porque algunos hombres piensan que no sabemos tanto del tema”.

Alumnas como Azul, dan cuenta de las brechas de género existentes en las aulas de la UNAM, pues no solo es invalidar las opiniones, incluso “los compañeros se encasillan y no lo hacen solo porque sea un gusto, sino que lo hacían por marcar esa brecha de femenino y masculino”.

Durante la trayectoria de las alumnas en la carrera de comunicación, a pesar de que las mujeres son población mayoritaria “la minimización de la voz femenina dentro de las aulas universitarias es algo que aún sucede sin pena, contrario a lo que se podría pensar. Me encuentro con espacios tomados por profesores varones que cuentan con una prepotencia masculina que, con comentarios del tipo machista y autoritarios, inhibe a las compañeras de sus opiniones políticas, deportivas e incluso de género” afirma Alexa, estudiante de comunicación y periodismo.

Ante la brecha de género, las mujeres se han levantado de sus lugares, han cuestionado y teorizado, para hacer escuchar su voz y apropiarse de los espacios que alguna vez les fueron negados.

Ha sido en la enunciación y validación propia o entre mujeres donde se apuesta por teorizar discursos que nombran a las mujeres. Lo cual también les ha permitido “dar voz a las generaciones tanto pasadas como contemporáneas, y poder dar mensajes que cambien la perspectiva de las opiniones ante las ideas mal planteadas que nos han implantado por años” menciona Cecila, comunicóloga en formación.

Para Mirta Fernández dos Santos, es en la génesis del conocimiento en donde “surge la voz femenina, se da el espacio de enunciación al cual no había tenido acceso, con ello se subvierte el discurso androcéntrico”.

Por lo tanto, el discurso feminista presupone levantar una crítica a los ideales, racionalidad y la universalidad de los grandes relatos que sustentan los procesos sociales, económicos, políticos, culturales y científicos. Para llegar a una epistemología feminista que critique el conocimiento occidental y androcéntrico.

Escuchar a las comunicologas estudiantes es clave para revelar la necesidad de reducir las brechas de género existentes. Validarlas como mujeres y como científicas sociales es necesario para la construcción de un conocimiento crítico que refute, cuestione y teorice para la acción y transformación del mundo. 

Ser mujer y ser científica social es “incentivar a otras mujeres a que puedan ver más allá de lo que muchas veces se nos impone. Entender diferentes puntos de vista, además de generar impacto y crear esa imagen digna de representación de lo que una mujer puede hacer y puede ser” afirma Azul.

Este es el fin social de las obras creadas por las científicas sociales, ya que, al conocerse y reconocerse, son fuente permanente de descubrimientos, emociones, deseos y placeres; cruciales para la creación y generación de arte y conocimiento dotados de una perspectiva diferente a la hegemónica y androcéntrica.

Para Alexa, la importancia radica en que “la comunicación es una herramienta poderosa para transformar la sociedad. Nosotras como comunicologas tenemos la oportunidad de reivindicar, exponer y analizar nuestras experiencias, y como mujeres de expandir nuestro espacio en un mundo que históricamente siempre le ha pertenecido a los hombres”.

Es en el reconocimiento de los saberes propios y de otras donde radica el punto de fuga para legitimar la ciencia hecha por mujeres. En su día: la ciencia es de ustedas.