¿A ustedes también les dejaron de tarea escribir un diario cuando iban a la primaria? La escritora y bailarina mexicana Nellie Campobello llevó sus memorias de la infancia más allá de un diario y una anécdota, son la materia prima para Las manos de Mamá y Cartucho, libros que reúnen relatos sobre su niñez en Chihuahua en una época post revolución mexicana. Muchas otras novelas y textos han partido de esta premisa sin embargo es la voz decididamente infantil y posicionada en su tiempo y contexto la que hace su obra tan particular. 

“Me rebelé y me puse junto a ella, pero él me dio un empellón y me caí. Mamá no lloraba, dijo que no le tocaran a sus hijos, que hicieran lo que quisieran. Ella ni con una ametralladora hubiera podido pelear contra ellos. “

Fragmento de “El General Rueda” en Cartucho.

La literatura es la herramienta que la Nellie usa para exponer su voz y revelarnos cuestionamientos desde una perspectiva infantil, palabra a veces utilizada para descalificar discursos pero que no hace más que denotar una etapa en la vida. En su escritura,  y posteriores comentarios de ella misma sobre sus textos, reconocemos a las infancias no como objetos sino como sujetos de derecho.

Su pasado deja de ser un pedazo genérico en la historia de México, para convertirse en un trozo de vida que se nos muestra compleja y llena de preguntas sobre las injusticias sobrevividas, y el reconocimiento de los abusos de poder contra su madre y su familia. La edad nunca fue impedimento para reconocer la violencia que les atravesaba por la guerra, tampoco lo fue para mermar los deseos de actuar contra ella, algo que podemos reconocer en el anterior fragmento del relato  “El general Rueda”.

¿Qué pide la niñez en situaciones de violencia? Las microhistorias y la sensibilidad individual de los relatos de Nellie Campobello proyectan una justicia simbólica a algunas de las infancias inmersas en la Revolución mexicana, cuya cotidianidad fueron las luchas internas que no cesaron ni con el cambio de gobierno. La divulgación de estas historias  permite el reconocimiento de otras narrativas y de las personas protagonistas, quienes a veces son deshumanizadas –al convertidas en cifras– por medios informativos y la emergencia de distribución de sus imágenes.

“Fragmentarios son los recuerdos de los niños. No me acuerdo cómo ni cuándo nos cambiamos de casa. Ya estábamos en la otra, donde los rieles del tranvía están clavados en el suelo frente a nosotros, brillantes…”

*Campobello, Nellie, “Su falda” en Las manos de Mamá, México, 1937, en Obra reunida.

Nellie Campobello, pról. de Juan Bautista Aguilar, 2oEd., Fondo de Cultura Económica,

2016.

Otras escritoras contemporáneas han narrado desde lugares críticos similares. Como es el caso de Susan Abulhawa, escritora y activista por los derechos humanos palestino-estadounidense, quien escribe “El azul entre el cielo y el agua” (2016), una novela protagonizada por mujeres y narrada desde sus infancias. El periódico La Vanguardia la describe como “Una visión cruda, pero luminosa y delicada, del trauma político y personal de los palestinos (…) el magistral relato de varias generaciones de mujeres unidas por la tragedia”. Es importante  mencionarlo ahora que, en marzo, las cifras de niñas y niños palestinos asesinados ascienden a 13 mil.

Ambas escritoras delinean sus personajes e  historias con su propias vivencias en Palestina y México en distintos conflictos armados, mostrándonos infancias resilientes y en lucha, ¿cómo responder a sus demandas traídas desde su pasado pero que aún buscan respuestas en la actualidad?

Esperemos que en los próximos años proliferen los escritos para la niñez desde la niñez, que haya más diálogos abiertos sobre sus denuncias y que pronto la mayor parte de ellos vengan desde lugares seguros, donde el asombro se manifieste con libertad en la vida de niñas y niños y sus territorios.