Las fotografías de Vivian Maier retrataron mayoritariamente el rostro de la vida de la clase baja en Estados Unidos a partir de 1950, hasta 1980. Su mirada fue cautivada por los momentos más efímeros, así como íntimos de las personas en dos grandes ciudades: Chicago y Nueva York. A pesar de tener una extraordinaria obra, Vivian núnca fue valorada en vida como fotógrafa, su reconocimiento llegó dos años antes de fallecer. 

Hasta su lecho de muerte fue conocida únicamente por ser una niñera con costumbres extrañas, como almacenar torres de periódicos de piso a techo y traer consigo siempre una cámara. E incluso, algunos de los niños y niñas que cuidó pensaban que Vivian tenía alguna condición mental que explicaría sus comportamientos ambivalentes.

Vivió sus últimos días en un apartamento que pagaban dos niños que cuidó cuando fue niñera, sin saber que su obra sería descubierta por un John Maloof mediante una subasta. Él fue quien se dio a la tarea de revelar los rollos que Vivian nunca reveló. Las instantáneas que encontró lo dejaron con ganas de conocer más sobre ella y de conseguir más de su obra.

Actualmente, se sabe que su obra está constituida por más de 150 mil negativos, de los cuales 200 han llegado al Museo Franz Mayer para ser expuestos en la exposición Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa.

Verse a través del espejo

Vivian Maier fue hija de inmigrantes franceses en Estados Unidos y vivió la cara oculta del American Dream durante una parte de su vida. Pero renunció a su rutina como obrera para convertirse en niñera, una actividad remunerada que le permitía tomar fotografías.

Entre su obra se encuentran varios autorretratos que Vivian tomó como si quisiera reafirmar su existencia. Como si quisiera recordarle al mundo constantemente a través de las imágenes que estuvo ahí, que siempre hubo alguien detrás de la cámara. Su rostro aparece a través de reflejos en espejos y vidrios callejeros que se han vuelto un ícono de su fotografía.

Este elemento también lo retoma el museo para hacer partícipe a la audiencia de los escenarios que encontrarán en las salas. “Podíamos colgar fotos, pero la opción que decidimos fue crear una exposición que quisiéramos ver, con contexto, con historia, de la mano de la obra”, explicó la directora del Museo Franz Mayer, Giovana Jaspersen.

Mientras avanzas por las salas podrás ver diversos espejos que están colocados con la intención de que puedas involucrarte con la obra hasta que te sientas realmente en las calles que retrató Vivian.

Descubrir el mundo

Sin duda su historia de vida la llevó a tener una perspectiva diferente a la de sus contemporáneos que también eran fotógrafos. Y le permitió ser sensible ante los momentos vulnerables de las personas en las calles urbanas. Por ende su obra es tan envolvente, porque “era una invisible igual a las personas que retrataba, pertenecía al rostro negro, a la otra vertiente del American Dream”, explicó la curadora de la exposición, Anne Morin, durante la rueda de prensa del 8 de febrero.

Asimismo, su estilo es refrescante porque observa los escenarios urbanos desde el asombro, como si estuviera viendo por primera vez aquellas calles que caminó durante tantos años. La peculiaridad de algunas de sus fotos, tomadas desde un ángulo en contrapicada, con el lente debajo del rostro de las personas que retrataba también le aportan misticismo a su obra. Porque captó la esencia más desprevenida de las personas, sin que pudieran ser conscientes de la presencia de la cámara

La exposición estará hasta el 19 de mayo en el Museo Franz Mayer. Los horarios son a partir de las 10 am hasta las 5 pm.