–Soy Dulce María. Simplemente estoy en situación de calle.

Esa es la brevísima presentación de una mujer de 40 años. La historia tiene más matices, sufrimiento y navega entre injusticias: sistémicas y humanitarias.

Recuerda que vivía en San Gregorio, Xochimilco. Lo que no logra recordar es cómo llegó a las calles de la alcaldía Cuauhtémoc: Yo ni siquiera supe dónde me fueron a levantar ni nada, pronunció con tristeza y balbuceos. Ahora habita un pequeño pedazo de banqueta sobre Eje Central, en Ciudad de México.

Las cifras sobre la población en situación de calle son de algunos años atrás. El último conteo de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social (SEBIEN) es de 2023-2024, en este se detalla que se llevó a cabo hasta marzo de 2024, con lo cual registra 1124 personas sin hogar, de las cuales el 14% son mujeres. La alcaldía Cuauhtémoc tiene el 55% de la población identificada, es decir, en sus calles viven 616 personas sin techo, le sigue la Gustavo A. Madero con 95 y Venustiano Carranza con 89.

Lleva puesta una playera blanca desfajada, un pants rojo, un gorro, unos tenis blancos sucios y una sudadera negra, de su bolsa delantera se asoma una toalla nocturna sanitaria. Se acomoda su enredado cabello, y relata que a su menstruación le tiene respeto: Ah, mis respetos. Traigo mi bolsita para mis toallas. Mi periodo yo lo tranquilizo, yo respondo por él.

El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), presenta en su portal un llamado a la visibilización de la menstruación como un proceso biológico y natural que acontece en la mitad de la población, la mitad de sus vidas. En esa nota, destacan la pobreza menstrual, pues ésta “implica la incapacidad económica para comprar productos de higiene menstrual, pero además se relaciona con la falta de acceso al agua y saneamiento, baños adecuados y la infraestructura necesaria para atender el periodo dignamente”. 

Asimismo, COPRED destaca que “la adquisición de productos de gestión menstrual implica un fuerte gasto para muchas mujeres y personas que menstrúan, aún con la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual, que apenas se hizo realidad en México en 2022. Resulta urgente establecer políticas que lleven a una gestión menstrual digna”.

Responder por su periodo la hace levantarse a las 8 de la mañana para limpiar el parabrisas de los autos que pasan. Eso sí, se pone “abusada” porque sabe que: Hay que correrle también de los policías porque dicen ellos que no podemos estar limpiando. Con las monedas que junta, le es posible costear sus toallas sanitarias, narra que: Yo agarro mis cosas para mis toallas. A nadie le pido.

En la página web de la SEBIEN, se detalla que la Secretaría de Salud (Sedesa) y personal del Instituto de Atención a Poblaciones Prioritarias de la SEBIEN, ofrecen servicio médico a través de la Unidad Médica Móvil TIKA a población prioritaria, como personas que se encuentren en situación de calle.

La Unidad TIKA se encuentra en varios puntos de la calle y albergues situados en los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS), algunos de ellos son: Cuautepec, Villa Mujeres, Hogar CDMX, Torres de Potrero, Cascada, Coruña Hombres, Azcapotzalco, Cuemanco, entre otros.

Si bien, Dulce no recuerda el nombre del programa que le ha brindado ayuda, pero sabe que sí le han dado apoyo para que se pueda asear. Con su voz entusiasmada, cuenta que: Vienen unas personas de la delegación y nos vamos a Viaducto a hacernos aseo. Los servicios no tienen una fecha concreta para llevarse a cabo, la joven expone que: Ellos pueden venir cada tercer día, cada ocho días, y continúa: Pero si nosotros no queremos, no es «afuerza».

Lo que más le gusta de los servicios es la amabilidad de quienes los brindan. Quizá eso le reconforta, pues la hacen sentir cuidada y procurada de cierta forma. Si bien, el principal servicio es la atención médica, a ello se suma la dotación de condones y óvulos. 

El acceso a la salud es un derecho universal, y la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, recuerdan en su folleto Derechos de las personas en situación de calle que esta población tienen todos los derechos establecidos en la Constitución Política de la Ciudad de México, pero hace énfasis en hacer acreedores de “integración educativa y comunitaria, capacitación para el empleo y el autoempleo, servicios de albergues y espacios de resguardo, prevención integral de la salud, atención de urgencias médicas, atención profesional de la dependencia a sustancias psicoactivas, orientación sobre derechos sexuales y derechos reproductivos, derecho a no ser víctimas de discriminación, derecho a una vida libre de violencia, recibir servicios sociales, integración al lugar de origen, capacitación para una vida independiente, asesoría y representación jurídica”.

El día a día de Dulce se ha visto mermado por los abusos de la policía y por la falta de empatía de los transeúntes. A los primeros, la joven les perdió la confianza, pues ella considera que: Ellos son mala onda porque no nos ven con dinero y por eso no nos quieren. Ya no creo en ellos. Los detonantes para que Dulce piense así fueron las burlas recibidas, la falta de empatía y que nunca han frenado los golpes que ha recibido (no menciona de quién). 

En folleto anterior mencionado, la CDH de la CDMX, refiere: “La Constitución Política de la Ciudad de México considera a las personas que habitan y sobreviven en las calles como un grupo de atención prioritaria, y establece que las autoridades adoptarán medidas para garantizar todos sus derechos, impidiendo acciones de reclusión, desplazamiento forzado, tratamiento de rehabilitación, internamiento en instituciones o cualquier otra, sin su autorización”.

A la lista de la desconfianza al acceso a la justicia se suma el ataque de ácido que sufrió en su seno derecho. Lo perdió. Su piel está quemada. Llora porque: Hay días en que me duele, a veces me supura. No sé si lo tengo infectado. Dulce vive en incertidumbre. No hay culpables, ni ella misma recuerda quién le hizo eso, con voz cortada expone que: Tuve parejas que no me han querido nada, de ahí que en su discurso también pronuncie y haga un llamado a las mujeres para cuidarse: Que se cuiden las muchachas. Que no le crean a nadie, ni a los patrulleros. No quiero que las vayan a dejar a otro lado, que las desaparezcan. Le pido a Dios y a todo mundo que las cuide mucho, que si salen de su casita, se cuiden.