Llamarse Olimpia: camino a apropiar un nombre
La alquimia personal podría definirse como ese proceso intuitivo, crudo y alentador que transforma los miedos más profundos en principios de lucha y causa. Un fuego interior, si se quiere, que se propaga en el pecho de quienes lo padecen y sólo puede aplacarse con justicia. El color morado ha sido testigo de muchas de estas transformaciones, y es la mirada femenina quien mejor sabe contar la historia.
Chumbera Producciones estrenó este año su documental Llamarse Olimpia. El debut de Indira Cato como directora acompaña a la poblana Olimpia Coral Melo en una interpretación del viaje de la heroína: un camino largo que redefinió lo que se pensaba acerca de la violencia de género.
Fue en México, en 2012, cuando un video íntimo publicado en internet irrumpió violentamente en su vida. En tiempos en los que los clics no se pensaban con el impacto que tienen hoy, lo virtual atravesó lo real, y justo donde el fuego quema, las víctimas crearon un grupo de defensoras digitales que, con la visión de Olimpia, hicieron posible la #LeyOlimpia: un conjunto de reformas que penalizan y nombran la violencia digital por lo que es.
Olimpia Coral Melo se convirtió en el rostro de un movimiento feminista. La Ley Olimpia pasó a sacudir el sistema de un país. Pero ¿quién era la mujer detrás del activismo?
Indira Cato, inspirada por su historia, contactó a Olimpia para hacer un documental sobre su lucha. Así nació otra mancuerna entre mujeres. Durante cinco años, un equipo mayormente femenino —Jazmín Cato Sosa, Laura Miranda, Alicia Segovia y muchas personas más— trabajó para llevar a la pantalla el trasfondo de un hecho histórico. Esta vez, la cámara no iba a violentar, sino a liberar.
Llamarse Olimpia observa a la mujer que se transformó en el rostro de una lucha que nunca buscó protagonizar. Pero cuando el peso del cargo rebasa sus fuerzas, el fuego vuelve a encenderse en la historia. En medio aparece Prania Esponda para contar la suya. Las heroínas también son vulnerables; aún tienen miedos y sueños.En junio, Llamarse Olimpia participó en la edición 40 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), donde se llevó el Premio Mezcal a Mejor Película Mexicana. Con este logro, se esperan más proyecciones en el futuro.
El documental es una historia colectiva, una lucha que nos atraviesa a todas, con un mensaje poderoso: la sororidad salva vidas. De cara a un mundo patriarcal, solo las mujeres pueden salvar a otras mujeres. La persona detrás de este activismo se llama Olimpia.