La vestimenta es mucho más que una herramienta para cubrir nuestros cuerpos del clima, con ella podemos comunicar nuestra identidad personal, nuestro estado de ánimo y nuestras de raíces. Contamos historias entre hilos. 

En México, más de la mitad de las personas que pertenecen a comunidades indígenas son mujeres y ellas portan prendas que van más allá de vestir. A través de su vestimenta, dan testimonio de su historia y de quienes son como comunidad.  

En palabras de Gabriele de Tarde la moda y la tradición son las dos grandes formas de la imitación que permiten la asimilación social de las personas”, pero cuando esa imitación sobrepasa la tradición surge la enajenación. La esencia se vacía para volverlo una tendencia ¨exótica¨. Lo que para un pueblo es memoria y pertenencia, para quienes no pertenecemos se convierte en una mercancía sin raíz.

En las comunidades indígenas, la vestimenta es mucho más que un tejido: es cosmovisión puesta sobre el cuerpo. El huipil, por ejemplo, no es una blusa decorada, sino un texto vivo donde se borda el universo.

En Oaxaca, los huipiles de San Antonino Castillo Velasco representan con flores y pájaros el vínculo con la naturaleza y la fertilidad; en Chiapas, los de San Andrés Larráinzar incorporan cruces y figuras geométricas que simbolizan la conexión con el cosmos y las deidades protectoras. Cada puntada es un acto de memoria y de resistencia frente al olvido.

Vestir estas prendas significa también habitar la herencia de sus madres y abuelas, portar el territorio y la historia en cada hilo. Pero cuando estos símbolos se trasladan al escaparate de la moda sin contexto, se despojan de su dimensión espiritual y comunitaria. Lo que era una manifestación de identidad, se reduce a tendencia, a “lo exótico”, a un producto que se compra y se desecha.

Esta dinámica nos confronta con una pregunta necesaria: ¿Qué pasa cuando la tradición deja de unir y se convierte en objeto de imitación ajena?, Al consumir estos elementos solo como moda y apropiarnos de ellos sin reconocer ni comprender su significado participamos en un proceso de despojo simbólico. La tradición deja de ser vínculo y se convierte en mercancía reducimos la cosmovisión y su representación en un simple estampado.

Conmemorar el día internacional de las mujeres indígenas nos incita a la reflexión sobre su papel en la construcción cultural de nuestro país, pero también el visibilizar su lucha y resistencia ante un mundo que considera a los pueblos indígenas como elementos exóticos. Por ello, es indispensable reconocer que no son sólo artesanas ni portadoras de tradición; son sujetas de derecho. Defender la propiedad colectiva de sus textiles, proteger sus saberes frente al plagio y garantizar que sus voces decidan sobre su patrimonio cultural, es también reconocer su lugar en la construcción de un país diverso y justo