Es común escuchar o leer comentarios de padres, entristecidos quizá, sobre la desvalorización de su festejo. Su figura dentro de la familia carece de reconocimiento, pero, ¿por qué ocurre esto?

La situación deriva de las omisiones voluntarias del cuidado e involucramiento familiar de los hombres. Ellos esperan que sólo por mantener un título sean acreedores de una celebración, pero el incumplimiento de su rol (que trasciende los mandatos de género) los vuelve ajenos a la familia. Este es el fenómeno de las paternidades ausentes 

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Según datos del INEGI, en el 2023 en México había más de 4 millones de hogares con padres ausentes. La ausencia se puede dar de dos maneras: física y emocional. En el primer caso se trata de la inexistencia del padre en la estructura familiar. En el otro caso, el padre sí es parte de la familia pero sus “deberes” o placeres lo mantienen ajeno a la crianza de sus hijxs.

Me sorprende conocer varios casos cercanos, cada uno representa un tipo de ausentismo. En uno el papá decidió desatenderse justificando su acto en la poca preparación que tenía y el daño que la inexperiencia le podría causar a su hijo. Otro, trabaja turnos extras para cubrir las necesidades de sus hijos y de paso quitarse la responsabilidad de educarlos. Uno más, solo asume su rol para recordar su poder sobre las vidas de sus hijas, pero sin pasar tiempo de calidad con ellas.

Algunos estudios señalan que crecer en una familia con un padre ausente repercute en el desarrollo personal y autoestima de las/los niñas/ niños. Por supuesto que es importante atender y hablar de las afectaciones a las infancias, pero igual de relevante es exponer el papel que asumen las mujeres en estos casos. 

Las madres son quienes cargan con la mayor parte, sino es que con toda dependiendo la situación, de la responsabilidad de su familia. Los mandatos sociales le prohíben a las mujeres negar su instinto materno o desatender sus deberes familiares. Sin embargo, para los hombres está permitido el rechazo a la paternidad, desde la concepción hasta la responsabilidad en vida.   

¿Se puede reformar la paternidad? Aunque transformar un hábito social, individual, lleva tiempo, he conocido casos de paternidades deseadas. Eso mantiene viva  la esperanza de que las cosas cambien, que los hombres puedan romper el ciclo y expandir sus posibilidades de “género”.