COMIS: de la tierra al plato
La explotación desmedida del sistema capitalista ha instrumentalizado la tierra, los alimentos y a las personas. En este contexto, la resistencia se manifiesta en el cuidado de la tierra y el reconocimiento del trabajo ajeno. En un mundo donde la prioridad parece ser la expansión industrial y la maximización de ganancias, se olvida la fuente primaria de vida: la tierra. Frente a este olvido, proyectos como COMIS emergen para recordarnos sobre la importancia de volver a las raíces, valorar el trabajo agrícola y proteger nuestro entorno.
Claudia Arzate, ingeniera biológica molecular por parte de la UAM-C y fundadora de COMIS, lleva la ciencia de las ecotecnias a la práctica, en un esfuerzo por fomentar un sistema de economía circular y de bajo impacto ambiental.
«Desde pequeña, mi vínculo con el campo fue profundo gracias al rancho de mi abuela en la sierra de Veracruz. Aprendí sobre el cultivo y vi cómo la tierra sufría por malas prácticas. Esto me inspiró a usar mis conocimientos para mejorar procesos y prácticas ambientales, y a entender que el problema no era solo ecológico, sino también social. Las personas no valoran lo suficiente su tierra y el trabajo que implica—lo que se traduce en prácticas injustas y degradación del entorno».
Esta conexión temprana con la naturaleza motivó a Claudia a crear COMIS, un proyecto que responde al desapego que la urbanización ha generado con el origen de nuestros alimentos.
“La agricultura es la unión entre lo agrícola y la cultura. Tradiciones como las fases de la luna y prácticas locales se están perdiendo en pos de una producción más rápida y masiva. Sin embargo, esa sensibilidad hacia el campo es esencial”.
La Idea y el nacimiento de COMIS
El proyecto nació como un intento de fortalecer la vida y prácticas de los agricultores, aunque actualmente comenzó su funcionamiento en la Ciudad de México:
“Investigando con compañeros, notamos que el desperdicio de alimentos se daba principalmente en el manejo de los consumidores: falta de almacenamiento adecuado, compras en exceso, entre muchos otros. Esto me llevó a pensar en un servicio que facilitara la preparación de ingredientes frescos y de alta calidad para los consumidores urbanos”.
COMIS se enfoca en la venta a domicilio de alimentos mínimamente procesados, libres de pesticidas y con fertilizantes naturales. De esta manera, los consumidores pueden acceder a ingredientes frescos, además de que fomentan una cocina más consciente y saludable.
“Así promovemos que la gente siga cocinando en casa, lo cual es beneficioso para la salud, controlando la sal y los ingredientes que usan”, comentó Claudia.
Otro objetivo fundamental de COMIS es priorizar a los pequeños productores de la CDMX, como los agricultores de Milpa Alta y los chinamperos de Xochimilco, quienes enfrentan dificultades para distribuir sus productos debido a la escala limitada de sus operaciones.
Impacto social y retos del proyecto
COMIS busca reconocer y valorar el trabajo del campo, al mismo tiempo que mejora la alimentación de los consumidores urbanos con productos frescos. Este enfoque tiene dos vertientes: la valorización del trabajo agrícola y la promoción de una alimentación saludable.
Sin embargo, el camino del emprendimiento ha estado lleno de desafíos.
“Pasar de la idea a la práctica ha sido complejo. Buscar colaboradores en áreas como ingeniería en alimentos, economía y derecho ha sido crucial. Además, mi visión es convertir esto en una cooperativa, lo cual implica un reto legal importante”.
Actualmente, COMIS se encuentra en una fase piloto en una zona residencial, donde busca retroalimentación para definir si el modelo ideal es un servicio de entrega a domicilio o un establecimiento fijo. “El siguiente paso es consolidar el proyecto para que opere de manera constante, con ventas semanales y retroalimentación continua”.
Resistencia y futuro
En un mundo que prioriza la cantidad sobre la calidad, proyectos como COMIS nos recuerdan la importancia de cuidar la tierra, así como de reconocer el esfuerzo humano que hay detrás de cada alimento. Esta es la verdadera resistencia: una que respeta la historia, la cultura y el trabajo de quienes cuidan y mantienen viva la tierra.