A los 9 años, Alexandra Verdugo comenzó a hacer dietas para perder peso, y por fin hacer todo aquello que no podía por su complexión. A su corta edad había comprendido que ser gorda la iba a privar de vivir la vida libremente, tomando decisiones de acuerdo con los estigmas y prejuicios de la sociedad. 

Alexandra quería ser bailarina de ballet, quería usar vestidos, conocer personas, hacer amigas, amigos, amigues, experimentar con diferentes estilos, enamorarse, salir a pasear. De repente se negó a tantas cosas que llegó a pensar que no merecía nada, cuando lo merecía todo, como cualquier niña, adolescente y adulta.

Con sus ilustraciones ha colaborado con Malvestida para contar historias de violencia hacia mujeres gordas en los consultorios médicos. Y también comparte su trabajo en contra de la gordofobia a través del arte en @alexaandrave.

La gordofobia no es un chiste

Con una ilustración del 8 de noviembre del 2023, Alexandra comparte el siguiente mensaje: “Tu chiste sobre mi físico me ha costado años tratando de aceptarme”. Una línea contundente que la mayoría de las personas pueden sentir como propia, ¿cuántos comentarios no solicitados han cambiado la forma en la que nos vemos?

En particular, ella menciona comparaciones que hicieron con partes de su cuerpo o con su aspecto que han dificultado su autoaceptación. Debido a comentarios que duraron segundos, Alexandra ha visto repercusiones en sus acciones y su autopercepción por años. 

La magnitud de la violencia que ha vivido Alexandra se puede entender en la siguiente cita de la investigadora Ana María Gallardo, del Centro de Estudios y Atención Clínica con Enfoque de Cuerpo y Género, quien explica que la gordofobia alude “a un sistema de opresión, que pone al sujeto en una situación de desventaja, injusticia y exclusión”. Elementos que le han impedido tomar decisiones con libertad sobre su aspecto físico, su profesión o su forma de actuar.

Las comparaciones con personajes animados o que pretenden ser graciosas no son más que la articulación de un sistema que le teme profundamente a la gordura.

Intentar desaparecer

Las dietas son una práctica que ha usado desde jóven y que desfiguraron su relación con la comida, incluso hasta provocarle un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Dejar de comer y bajar ocho kilos en cuestión de días parecía lo correcto, pero le estaba cobrandouna factura enorme.

Sin embargo, los hábitos de consumo de comida no fueron la causa principal del TCA, también lo fueron todos los comentarios que recibía sobre su cuerpo cuando dejaba de comer (positivos) y cuando comía lo que quería (negativos). 

Por su complexión, se vuelve un objetivo de escrutinio constante ante los ojos de todas las demás personas. Ella misma cuenta que, al fallar en las rigurosas dietas, se pudo salvar a sí misma, porque pudo cuidar nuevamente su cuerpo y alimentarse correctamente. Porque, al perecer la lógica es que, mientras menos espacio ocupes o mientras más pequeña seas, eres una mejor versión de ti, pero el aspecto de las personas no define su valor.

No hay nada malo en ti

A pesar del contexto gordofobico, Alexandra se ha propuesto la tarea de sanar, se ha escrito una carta al respecto:

Aún se reconstruye por todo lo que experimentó mientras crecía y que actualmente la sigue persiguiendo. La gordofobia debe tratarse como un problema social que reproduce estereotipos asociados a grupos sociales, que irrumpe en la vida de miles de personas como Alexandra.