De Paulina Martínez

¿Alguna vez han sentido que los personajes femeninos de la pantalla grande no las representan? ¿Que toda la historia gira alrededor de un hombre y que los pocos diálogos que logran obtener las actrices siguen fomentando el protagonismo de ellos? La explicación, al igual que en otro tipo de brechas de género, recae en el androcentrismo.

El Test de Bechdel (también conocido como The Rule) evalúa, a partir de tres criterios, la representación femenina en diversos productos audiovisuales como series y películas. Su origen se encuentra en un cómic de 1985 llamado Unas lesbianas de cuidado, escrito por Alidon Bechdel. 

Imagen: Mujeres visibles

El primer criterio menciona que deben aparecer al menos dos personajes femeninos. En una versión posterior, se menciona que ambas deben tener nombre, ya que las extras no cuentan por su poca relevancia en la historia y por lo tanto, el proyecto sigue conservando el exagerado espacio ocupado por los hombres.

El segundo criterio dice que ellas deben hablar entre sí y el tercer criterio lo complementa al mencionar que la charla debe tener un tema que no se relacione con un hombre. 

La regla por sí sola es muy fácil de cumplir, pero una inmensa mayoría de las películas (no solo comerciales) y series no aprueban este sencillo test. 

Imagen: BBC

¿Acaso las mujeres no hablamos de otra cosa que no sean hombres? ¿O simplemente estas no son realistas y solo se basan en un imaginario común: un mundo de hombres? Porque las brechas y lo que significan se entienden de ese modo. La representación siempre va a significar un capricho para aquellos (grupos ajenos a la injusta realidad de minorías o comunidades oprimidas) que tienen un mundo entero construido para ellos.