Históricamente, el fútbol femenil ha sufrido de una falta de interés y visibilidad, ya que tanto la afición masculina, así como los líderes de televisoras y de las propias ligas de fútbol, han considerado esta inclusión como una afrenta o una invasión de un territorio previamente visto exclusivamente como masculino.

Es por ello que llama tanto la atención la selección femenina estadounidense que, en un deporte «solo de hombres», lograron convertirse en las favoritas de toda audiencia, sin importar su edad o género. De hecho, el pasado 26 de julio, en su partido contra los Países Bajos, rompieron el récord de audiencia en televisión en EEUU con 6 millones 429 televidentes, llegando a un pico de 8 millones 451 mil, según cifras de Fox.

Pero, ¿cuál es la estrategia que ha utilizado esta selección femenina para lograr llegar tan lejos? ¿Cómo han construido su legado? ¿Cuál es su historia?

Un saque de centro legal: el inicio del futbol femenil en EEUU

Todo comenzó en 1972, con la promulgación de una ley en Estados Unidos llamada “Title IX”, en la cual se establecía que ninguna escuela o programa educativo que reciba fondos del gobierno federal puede discriminar a sus estudiantes por razones de género. Asimismo, como parte de un esfuerzo de inclusión, dicha ley también manifestaba la obligación de las escuelas a crear programas deportivos para las mujeres.

Fue gracias a ese fallo legal en favor de las mujeres (en un contexto donde ellas comenzaban a buscar más libertades y equidad en espacios previamente considerados exclusivos para hombres, como trabajar, hacer deporte profesionalmente o hacer política) que las estudiantes tuvieron la oportunidad de formar una carrera profesional en el deporte.

No obstante, fue hasta 1985 que se fundó una selección femenina para representar a Estados Unidos en un torneo creado ese mismo año en Italia, llamado “Mundialito”, el cual buscaba reunir a las selecciones femeninas internacionales existentes en ese momento. Antes del Mundialito sólo habían existido equipos universitarios femeniles de fútbol en Estados Unidos, pero para participar en esa convocatoria, se buscó reunir a las mejores jugadoras de dichos equipos y formar una liga oficial. Aunque en esa ocasión fueron derrotadas, sentó la base de la liga femenil estadounidense.

Así, en 1991, lograron calificar para la primera Copa Mundial Femenina de la FIFA, tras ganar el primer Campeonato femenino de la Concacaf. Para ese año, ya contaban con jugadoras mejor entrenadas, como fue el caso de Michelle Akers, quien marcó los goles que las hicieron campeonas por primera vez, y con un estilo de perseverancia que las llevó a la cima.

La equipa estadounidense

Con cuatro Copas Mundiales Femeninas de la FIFA ganadas (en 1991, 1999, 2015 y 2019), 4 medallas de oro olímpicas en los Juegos Olímpicos de 1996, 2004, 2008 y 2012 respectivamente, y 9 triunfos en los Campeonatos de la Concacaf (1991, 1993, 1994, 2000, 2002, 2006, 2014, 2018 y 2022), son la equipa más condecorada y reconocida del fútbol femenil.

Actualmente, cuentan con 23 jugadoras en la Copa Femenil de la FIFA 2023,las cuales son:

– Arqueras

Aubrey Kingsbury

Casey Murphy

Alyssa Naeher.

– Defensoras

Alana Cook

Crystal Dunn

Emily Fox

Naomi Girma

Sofia Huerta

Kelley O’Hara

Emily Sonnett.

– Mediocampistas

Savannah DeMelo

Julie Ertz

Lindsey Horan

Rose Lavelle

Kristie Mewis

Ashley Sanchez

Andi Sullivan.

– Delanteras

Alex Morgan

Megan Rapinoe

Trinity Rodman

Sophia Smith

Alyssa Thompson

Lynn Williams.

Sororidad femenina en el liderazgo

Uno de los mayores tabúes que la selección femenina de Estados Unidos está rompiendo, es el de la creencia que no puede existir una competencia sana entre mujeres, ya que, aparentemente “las mujeres juntas, ni difuntas”.

Sin embargo, varias jugadoras de la selección estadounidense han desmentido este dicho en repetidas ocasiones, apoyando a sus compañeras de otras ligas y de otros países por igual, bajo el entendido de que todas son mujeres talentosas en un mundo de hombres.

Un ejemplo de esta sororidad es cuando una de las jugadoras, Megan Rapinoe lanzó un mensaje de apoyo a las 15 jugadoras que decidieron renunciar a participar en la selección femenil española, luego de que presentaron quejas en contra del entrenador nacional, Jorge Vilda, pues ellas consideraban que sus tratos y sus métodos no eran los adecuados y estaban afectando su salud mental y, por tanto, su rendimiento en la cancha.

Mientras los dirigentes de esta selección reprobaban la actitud de las jugadoras, la delantera de la liga estadounidense lanzaba un mensaje de comprensión, afirmando que ella, al igual que muchas otras, han estado en situaciones similares, en donde su poder es menor.

De igual forma, la misma Megan lanzó un comunicado luego de ganar el Balón de Oro Femenino y el The Best en 2019, pues muchos medios comenzaron a comentar que ella no merecía tales reconocimientos, pues no había cumplido con las asistencias necesarias para ello, y que su premiación se debía a su visibilidad pública. En este comunicado cambió la narrativa para responsabilizar a los propios medios, diciendo que ella tenía claro que existen muchas jugadoras fenomenales a quienes no se les ha dado el suficiente reconocimiento ni visibilidad, y que eso debe cambiar lo antes posible.

Es posible ver entonces qué las jugadoras estadounidenses que por una razón u otra se han convertido en media darlings o figuras públicas reconocidas, usan su voz para apoyar a otras mujeres, a las causas de inclusión, igualdad, respeto y derechos humanos.

Impulsando la lucha feminista

Si bien no existe una fórmula para el éxito, la narrativa de empoderamiento femenino que han creado las mujeres futbolistas estadounidenses ha sido una clave fundamental para el reconocimiento de las mismas a nivel mundial.

Lo anterior ha implicado la transformación de la USWNT (por sus siglas en inglés: U.S. Women National Team), de ser una equipa incipiente de fútbol, a ser una equipa modelo para el resto de las ligas de fútbol femenil, y sobre todo, para todas aquellas mujeres que aspiran a convertirse en profesionales de fútbol.

El ethos de la USWNT queda demostrada en la campaña que la liga lanzó en abril de este año para promocionar la participación de la equipa en la Copa Femenil de este año. Titulada “Always Possible / Todo es Posible”, representa, según un boletín de U.S.Soccer “no dejarse limitar por lo que la sociedad tiene preestablecido, tomando así la iniciativa de escribir el futuro de una misma”.

De igual forma, en la campaña, la equipa retomó la figura de una supernova, ya que “es una poderosa y luminosa explosión de una estrella que actúa como catalizadora de la formación de nuevas estrellas.” Con esta imagen, las mujeres de la liga buscan representar el efecto expansivo que la USWNT ha tenido en las futuras generaciones, pues han buscado en todo momento abrir caminos, reescribir las reglas y mejorar los estándares con el fin de facilitar el camino y ofrecer mejores condiciones a las futbolistas que apenas van comenzando.

Y, si nos atenemos a los hechos, todo parece indicar que la USWNT es verdaderamente una fuerte catalizadora del cambio: el 22 de febrero de 2022, las jugadoras de la liga femenil estadounidense ganaron su demanda por igualdad salarial contra la Federación.

El conflicto, que inició en marzo de 2019, cuando las 28 jugadoras de la Selección Femenil Estadounidense demandaron a la Federación de Futbol de Estados Unidos (USSF, por sus siglas en inglés) por discriminación de género institucionalizada, acto penado por la Ley de Igualdad Salarial y el Título VII de la Ley de Derechos Civiles.

En marzo del 2020, el entonces presidente de la USSF, Carlos Cordeiro, menosprecio la exigencia, afirmando que no realizaban el mismo trabajo que sus contrapartes masculinas. Esto generó una ola de rencor entre aficionadas y jugadoras, obligando a Cordeiro a renunciar, y quien tomó su lugar fue la actual presidenta Cindy Parlow Cone, quien decidió tomar en serio las acusaciones, tener una reunión con las futbolistas, y finalmente resolver el litigio.

Aunque desde la corte también hubo problemas. En mayo del 2020, el juez a cargo del proceso desestimó la parte de la desigualdad salarial y solamente convino arreglos para mejorar las condiciones de trabajo, por lo que las futbolistas tuvieron que presentar una apelación, mostrando la disparidad en los pagos desde el punto de vista de que, para que se les pague como sus contrapartes masculinas, deben de ganar más copas que los hombres.

Finalmente, el 22 de febrero, se llegó a un acuerdo por 24 millones de dólares que la USSF les tendrá que pagar a las jugadoras: 22 millones se repartieron equitativamente entre todas las futbolistas, y los 2 millones restantes fueron puestos en un fondo para ser usados en sus objetivos posteriores a la carrera y esfuerzos caritativos relacionados con el futbol femenil. Cada jugadora podrá acceder solo a 50 mil dólares de ese fondo.

Reflejando su actitud perseverante, incluso fuera de la cancha, este triunfo no solamente tiene el potencial de cambiar las reglas para las futuras futbolistas norteamericanas, sino que también es un antecedente que pueden retomar equipas de otras partes del mundo, entre ellas la mexicana, para que las oportunidades y el pago no sean limitados solamente por ser mujeres.

La USWNT es una inspiración para todas las mujeres que buscan incursionar en un campo masculinizado, pues como dice su publicidad: “Mejorar comienza desde adentro. Requiere perseverancia para avanzar, de generación a generación, y de jugadora a jugadora. […] Y solo porque algo no tenga precedentes, no significa que no sea una opción. […] Porque todo es posible”.

Foto tomada de la página oficial de U.S.Soccer.